viernes, 1 de junio de 2012

Yo estudié en la pública

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Y me fue bien. Por eso quería que mis hijos fueran a la pública, pero mi ex, quería privada, así que no me quedó otra.

Eso sí, privada concertada, o sea, pagada con los impuestos de todos; yo no sé por qué a la hora de recortar se nos olvida que por ahí se nos va una buena parte del dinero (demasiada diría yo).

Bueno, pues en cuanto pude saqué a los niños de allí, porque aquello no me parecía ni medio bien.

Los profesores, eran más o menos como en todos los sitios: unos mejores, otros peores, unos vocacionales, otros porque no encontraron un trabajo mejor... pero eso sí, si el profesor es malo te lo comes con patatas, porque a ver quién es el guapo que se atreve a protestar, mira que si los demás profesores van a coger manía a mi hijito...

El día que dije basta, fue uno en que había un grupo de madres despotricando de varias cosas, y una de ellas, ya no recuerdo cual, me parecía realmente importante, así que me ofrecí a apoyar: yo no podía liderar la protesta porque mi hijo todavía era muy pequeño y aún no le afectaba, pero a mí me interesaba que cuando llegara a la edad en cuestión, ese problema estuviera resuelto. Llevaríamos por lo menos media hora con el tema, más el tiempo que llevaran ellas antes de que llegara yo, bueno, pues fue decir yo: "vamos a hablar con la directora" y cambiarse el tema de conversación automáticamente.

Me pareció de una hipocresía absoluta. Pero lo que peor me pareció es que cuando mi hijo llegara a la edad de marras, yo haría lo mismo con tal de que el resto de los profesores no le cogieran manía.

Así que cogí a los niños y me los llevé a un lugar donde pudiéramos ser libres, antes de que me cambiaran los valores y las convicciones y hasta la manera de hacer las cosas.
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